Vuelta a Casa Feliz
He vuelto de un
viaje, cansada y radiante,
con los pies algo lentos, el corazón danzante.
Gocé como niña que juega a los sueños,
con muñecas de risas, en días pequeños.
La maleta, a
duras penas, rueda tras de mí,
cargada de instantes que no quise dejar allí.
Y la casa —mi refugio— me recibe callada,
con ternura en los muros, y la paz esperada.
No hay polvo en
las sillas, ni en la mesa el olvido,
todo intacto, sereno como si nunca me hubiese ido.
El jardín, generoso, me ofrece sus rosas abiertas,
y un perfume que embriaga las horas despiertas.
Mañana, lo sé, me
reclama el deber,
las cosas pendientes que no quieren ceder.
Pero hoy me concedo esta última fiesta:
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